La perpetuación de una tradición.

Ya lo decía Darwin, y seguramente también algún que otro griego listillo de la Antiguedad Clásica, que muchos había, que el instinto de conservación es aquello que lleva a todos los animales, a todas las especies en definitiva, a buscar la perpetuación, la descendencia, la prole, la eternidad de algún modo, en forma de sucesión.

No os asustéis! Tranquilos! Quieto parao tormundo! que no voy a anunciar el advenimiento de mi descendencia en forma de pequeños juanans. No aún, todo se andará, pero no todavía. Lo que se perpetúa, nuevamente y un año más, es una tradición, como el mismo título de la entrada dice, y esa tradición es la participar en el Concurso de Fotografía 18 X 24 de Calafell y como casi cada año, rascar algún premio o mención. 

Pasan los años y los concursos pero ahí sigue estando mi nombre, con premio en metálico o simplemente con mención honorífica como finalista, pero estando. No es mucho, lo sé. Un maldito concurso de fotografía de un pueblo de poca monta, lo sé también. Un premio con el que no tienes ni pa pipas, aceptado. Pero, sea lo que sea, ahí brilla y resplandece, entre las 12 instantáneas que conforman el calendario del 2009 seleccionadas de casi 200, que no es poco, el nombre del Sr. Juan Antonio Campos. Sí sí, hoy me voy a echar flores, que me lo merezco, por pesao, ya que estar al pie del cañón every year no es fácil, y quien me conoce sabe bien que siempre y en todos los ámbitios (carteles, historia, literatura), con mayor o menor eficacia, todo sea dicho,lo intento. Por pesao, decía, y también, y como dice el anuncio, por que yo lo valgo. Claro que sí, debo de valerlo porque si no no me lo explico. La primera vez puede ser chiripa. La segunda suerte buscada. Pero la tercera y la cuarta que te seleccionan tienen que haber algo medio bueno, no?. La cuestión es que este año no tuve buenas ideas ante el tema propuesto, Calafell aigua, y presenté dos fotos que tenía en el ordenador simplemente por no perder la tradición de participar. Pero heete tú aquí que me seleccionan una. A veces hacemos cosas que están bien pero somos demasiado críticos con nostros mimsos y rechazamos que valgan algo. Fotos, trabajos, exámenes, lo que sea, no hablo sólo del concurso. Otras veces pensamos lo contrario, que hemos hecho algo increíble y nos dicen que na nai, que es un bodrio. La cosa va como va, pero lo que es cierto es que hemos de aprender a valorarnos más. La experiencia me da la razón.