Maldita sala de espera.

No hay nada peor que encontrarse mal o en el peor de los casos estar malo que ir al médico a que te visiten. 

A lo Meliès.

Rememorando a los primeros magos del cinematógrafo franceses, Meliès o Lumière, que hicieron las primeras maravillas de la fantasía en sus rollos fílmicos,  con obras como Viaje a la Luna o el Hotel de los objetos, mis hermanos han hecho un pequeño montaje con el teléfono móvil. No está mal la cosa y hay que ver lo que hace el aburrimiento de los universitarios de hoy en día.

P de Pe.

Hay que darle la enhorabuena a Penélope por conseguir el primer Oscar femenino de la historia para el cine español. No es que sea una actriz de personal predilección, más bien todo lo contrario, y no es que el papel que realiza en la peli, bastante flojita y poco Alleniana, sea tampoco gran cosa. Aún así no lo hace mal del todo y habría que ver qué otros papeles han competido con ella. Y es lo que tiene lo de los Oscar: hay años que gana el mejor de los pésimos, hay otros en los que sólo gana uno de los buenos, va como va.

Charlie Brown.

Ya está aquí el Carnaval.

Pintor que pintas con amor.

Vaya frío.

Rebuscando por las fotos de estas Navidades encontré esta del gran Monchi y yo, un poco distorsionados por el fish-eye y por las naricillas heladas del frío sueco.

Jamacuco.

Hacía tiempo que no me sucedía. Un jamacuco, un tabardillo, una blanca, un bajón o como quiera llamarse. Hoy, volviendo en el tren, de repente y sin venir a cuento prácticamente, pues me he encontrado bien todo el día, he empezado a sentirme fatal en el tren. Náuseas, mareos, sudor frío, flojera, dificultad para respirar y agobio.

He pasado la peor hora de mi vida, el tren no llegaba nunca, es más, iba más despacio que normalmente, había más gente que habitualmente y no paraban de hablar y de molestar, por lo que he tenido que meterme en el espacio entre vagones para aliviarme un poquitín ya que no sabía si vomitar o cagarme encima. Fatal la verdad. Creo que algo me ha sentado mal aunque al llegar a casa me han empezado a doler las piernas mogollón como si estuviese malo de verdad. ¡Vaya juventud!... que suele decir mi  madre, estamos acabados.

Perlizador.

Hay que ver lo importante que es ahorrar energía y agua en este mundo de hoy en día. A veces con un simple gesto podemos ahorrar mucho consumo y sobre todo mucha pasta, que es lo que cuenta.

Clika y flipa con el ahorro.

Envejecer.

Larga y lenta. Así es la nueva peli de Brad Pitt, El curioso caso de Benjamin Button, pero lo cierto es que ni se hace larga ni parece lenta. La increíble historia que se cuenta, una persona que nace vieja y muere joven es cuanto menos extraña y en manos de cualquier otro director de pacotilla podría haber salido un bodrio de los muchos que corren por los cines del mundo, pero con esta no se ha dado el caso, ya que David Fincher, el director del film, ha sabido llevar muy bien el ritmo de la peli para hacer algo que engancha, que contiene y que al mismo tiempo sensibiliza al espectador.

Juega con ventaja, ciertamente, porque además de estar muy bien la trama de la peli, Bradd Pitt está increíblemente caracterizado con un gran trabajo de maquillaje y efectos especiales, tanto cuando es viejo, una especie de Gollum humanizado, como cuando es joven, extremadamente adolescente como en las SuperPop que mi hermana tenía colgadas por la habitación, y realiza al mismo tiempo un papel muy creíble, además de volver locas a la multitud femenina, entre la que nme incluyo, cuando sale de motero, y es que el tío es un maldito playboy. Aún así, parece que algunos actores son como el vino, mientras más viejos van mejor lo hacen, o éso, o que se decantan por mejores papeles a medida que envejecen. Cate Blanchet lo trabaja también muy bien y es otra de esas actrices que están últimamente de moda y salen hasta en la sopa.
Vale la pena verla.

Faltando.

Ya hace días que no escribo por el lugar. Ciertamente me prometí hacerlo cada día, y así lo intento y si se me va algún día lo suelo recuperar rápidamente. Ahora llevo una semanita de retraso que tengo que rehacer y la falta no se ha debido a la falta de voluntad  sino a las múltiples obligaciones hogareñas que han requerido de mi presencia y han imposibilitado la escritura de las bellas palabras que habitualmente se me deshacen por los dedos. Así que desde aquí disculparme, una vez más, ante el Respetable y ante mí mismo. 

IKEA

Es lo que toca. Piso nuevo, muebles nuevos. Ikea se ha convertido, por razones más que obvias, en mi segunda casa. Ahora es la necesidad hogareña la que nos ha llevado una vez más a pulular arriba y abajo por los interminables pasillos del gigante sueco. Hemos visto muchas cosas guapas, hemos medido, hemos rebuscado, y tenemos ya ideas en mente pero aún así, no hemos comprado nada, cosa rara por cierto, lo que significa lo de siempre, que volveremos próximamente y por supuesto haremos algunos de esos frankfurts suecos baraticos, que jamás llegarán a la altura de un chorizo en las nocturnidades de Estocolmo, pero que buenos son igualmente.

Lápices Alpino.

No sé por qué pasa pero a veces sencillamente sucede. Algún olor casual se nos cruza por delante de las narices y nos evoca una imagen del pasado, una fotografía antigua, una película sepia sin sonido de nuestro pasado, muy vieja pero vívida como el día de ayer. En ocasiones ocurre lo opuesto, algo que vemos, seguramente de forma inconsciente, nos trae a la mente olores, que es mucho más difícil que lo anterior, que hacía tiempo habíamos olvidado y ésos, al mismo tiempo, nos recuerdan situaciones pasadas.

Hoy me vino a la mente un olor, si es que la mente puede recordar olores, un olor que casi pude sentir después en mis agraciadas fosas nasales como si delante lo tuviera, un olor que no recordaba desde hacía muchísimo tiempo y que me ha transportado a una clase de 1º o 2º de primaria. El olor de la caja de lápices Alpino, un olor reconocible que todos hemos sentido alguna vez. El olor fresco, el olor a madera, el olor de los colores estrenados en el papel. ¡Qué recuerdos!

Otro lamentable más.

Hace unos meses anuncié mi tercera victoria en el Concurso de Carteles de Carnaval que convoca cada año el Patronato de Turismo de Calafell. Bien es cierto que ya creitiqué la pobreza del premio que otorgan, 200 euros que no cubren el tiempo que se emplea ni casi casi lo que cuesta imprimir las muestras, pero bueno, y que además aún no he cobrado, todo sea dicho.
La cuestión es que siempre se han impreso carteles en condiciones, unos años en papel y otros en pancartas más chulas y técnicas, y se han colgado por todo el pueblo para hacer una publicidad guapa. Al parecer este año la crisis está afectando también a los sectores públicos del consistorio y han escatimado pasta en este sentido, en el cartel, sacando unos feísimos que no se ajustan para nada a la realidad del que yo presenté, de una calidad ínfima y horrible, y donde antes había un color rojo intenso en la máscara, mirad el post del día 17 de diciembre y comparad, ahora aparece un color granate oscuro sin nigún tipo de vida. Lamentable nuevamente, un cero más para Turismo.

Quien avisa no es traidor.

Transcripción:
AVISO-PUTAS SIDA en CHINAS en pisos-mi-amigo muy enfermo polla.
Traducción:

Tiene toda la pinta de querer decir algo así como: ¡Cuidao tol mundo! que por el barrio hay putillas chinas con un sida de caballo que trabajan en pisos, y que mi amigo está fatal de la picha por haberla metido donde no debía.

Ya se suele decir eso de que quien avisa no es traidor. Andando por las calles de Barna me encontré con este cartelito al que se le debiera alzar a casi casi monumento nacional, y situarlo al lado del diccionario de la Lengua Española, al ladito de la cátedra de la letra Ñ por ejemplo, no sólo por su humnidad y profundidad, sino por su sentido cívico y su compromiso por ayudar al prójimo, además de ser ya en sí mismo una de las escasísimas muestras existentes, en el mundo cibernético de hoy en día, de la caligrafía y la expresividad más clásica de los inmigrantes recién llegados a nuestro territorio.

De tazas va la cosa.

A veces es increíble imaginar qué pueden estar pensando las mentes privilegiadas que se dedican a diseñar cacharritos varios mientras realizan su labor creativa, pues algunos resultados suelen dejar mucho que desear, incluso llegando a perder todo su sentido práctico en pos de su imagen y forma, convirtiéndose en muchas ocasiones en poco útiles. Para muestra un botón o más bien una tacita. ¿cómo se supone que se puede uno beber un café con leche caliente y con un peso líquido considerable si ni siquiera es posible meter el dedito índice en el asa?

Grandísimo y Señor.

Lo de Nadal es sobrehumano. Cada vez que juega tenemos la sensación de aisitir a un gran acontecimiento, histórico se dice siempre, del deporte. Pero es que son tantos los que nos ha regalado que eso de creer estar viviendo historia ya ha perdido su sentido. Es una máquina imparable que lo devuelve todo pero sobre todo tiene una capacidad psicológica y de concentración admirable en un chaval de 23 años que lleva 5 en la élite del deporte en la que muchos se pierden a la primera de cambio.

No me gustó nada cómo lo trató la Tv australiana en el partido contra Verdasco. Es cierto que siempre vende más que el campeón pierda contra una nueva revelación, guapo, fuerte, y con magnetismo para con el público, pero no fue justo que sólo sacaran al entrenador y al psicólogo de Verdasco haciendo el paripé y los gestitos de Heroes. Fatal. Es el campeón y se merece un respeto que no tuvieron.
Además de increíble en la pista es todo un señor. Siempre ha parecido un chulito, que no lo es, pero se lo ha parecido a mucha gente. Últimamente está demostando que es mejor persona que deportista, ha aprendido inglés bastante rápido y simepre supo ser humilde. Ahora que es el número uno lo es mucho más y ayer, ante las lágrimas de Federer, comprensibles porque ya no sabe cómo lo va a ganar, Nadal supo estar en su sitio e incluso se emocionó también. Es extraterrestre pero humano. Un ole por el chaval y que siga así mucho tiempo.

¡Qué pena da!

Ahora que vemos la casa tan vacía y tan inpersonal, sin nuestras cosas que la vestían y le daban calor, sobre todo las velas, nos da pena dejarla. Nos vamos a una más grande y nueva, más guapa, y todos los adjetivos que podamos decir serán siempre mejores, pero qué se le va a hacer, aunque cambiar sea para mejor da pena dejar el lugar donde has vivido casi dos años y medio y que era ya un pequeño hogar en el que nos hemos pegado buenas cenas, hemos disfrutado de una terracita frente al mar, quizás nunca más suceda, y sobre todo hemos gozado de independencia. Adiós con el corazón debería escribir, si no fuese tan cutre. Adiós amiga.