lunes, 22 de diciembre de 2008
El negociazo Disney.
Algún día tenía que ir y la verdad es que me ha gustado, no lo negaré, aunque tampoco es una cosa increíble, al menos no ahora. Lo que pasa es que nos venden la moto por la tele, en la publicidad, en las películas, y en general en la vida infantil cotidiana de que Disneyland es el paraíso donde los niños debieran ir una vez en la vida mínimo, la Arcadia pueril, la Meca de los sueños más tiernos.
Es cierto que hace unos años, cuando no había tantos Port Aventura e Islas Mágicas por casi todas las grandes ciudades, Disney era algo que impactaba y que valía la pena ver. Hoy, es uno más de esos parques de atracciones donde aparte de ver muñecos por aquí y por allá, uno se puede montar en atracciones que están muy chulas y muy bien ambientadas en diversas películas de la factoría, pero que no son para nada algo de otro mundo. Además, las colas de hora u hora y media son constantes y hay que pringar sí o sí para que luego el viajecito sea de un par de minutos, bastante más corto por cierto que en otros parques temáticos.
Es un auténtico negocio donde son capaces de venderte unas Colas por 5 jeritos ni más ni menos, y donde comer es algo desorbitado, a modo de ejemplo los menús a 25 euros. Una locura vamos. Luego los hoteles cercanos no bajan de los 150 euros por noche y claro, el mínimo de noches necesarias son 2 o 3 ya que para poder ver el parque y subirse en casi todo se requiere mínimo éso, 3 días o más si se va con niños. El merchandising es otro tema que explotan como genios estos de Disney pues en cada esquina venden de todo y claro, los niños y los padres pican como pececillos.
Si es que la magia Disney es éso, la magia de las moneditas contantes y sonantes. Si Walt levantara la cabeza estaría muy pero que muy contento, aunque creo que sus herederos lo están muchísimo más.
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