domingo, 30 de noviembre de 2008
Frank Hurley.
Fue quizá uno de los primeros reporteros gráficos de guerra de la historia. Este australiano que se vio "luchando" a su manera, con una cámara en las manos, en el frente occidental y al lado de los Aliados durante la Primera Guerra Mundial, supo sacar el máximo partido a aquellos trastos que se hacían llamar cámaras fotográficas, y a los paisajes infernales que se le presentaban día tras día en la contienda.
Supo retratar con extrema veracidad la dureza inmensa del enfrentamiento que se conoció como la Gran Guerra, transmitiendo increíblemente bien la conmoción física y psicológica de todos aquellos, combatientes o no, que la sufrieron.
Y la polémica vino rápido pues decía que era imposible para él, como fotógrafo, recrear todo el dramatismo y la destrucción que intentaba mostrar con sus imágenes. Por ello pronto empezó a retocar fotos en el laboratorio para hacerlas más dramáticas y darle el toque realista que pensaba que le faltaban a muchas de sus instantáneas. El Photoshop de principios de siglo lo puso de moda Hurley. Simplemente combinaba partes de diferentes fotos en una sola imagen para que la escena tuviera más fuerza.
Fuera como fuera, más objetivo o menos, hemos de agradecerle, desde el punto de vista de los historiadores, el trabajo gráfico e informativo que realizó. Sus fotos son geniales para recrear el tema de la Primera Guerra Mundial en las clases, pues los alumnos pueden hacerse una idea aproximada de lo que fue el conflicto. La peli Senderos de Gloria, en la que se ve a un increíble Kirk Douglas, o Sin novedad en el frente, novela de Erich María Remarcké, son útiles también para recrear la sinrazón del conflicto y la pérdida entera de una generación de jóvenes europeos.
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