sábado, 20 de diciembre de 2008
Bye bye Paquito.
Desde hace unos años todos los símbolos fascistas que recordaban al régimen franquista han ido desapareciendo paulatina y afortunadamente de las calles y plazas de todas las ciudades de España, y no sin poca polémica. Y es que fachas aún hay muchos y la vieja guardia está ahí, tranquila, envejeciendo, escuchando su Cope, pero ahí todavía, y votando por supuesto, su gran mayoría al PP, y poniendo trabas a asignaturas como Educación por la ciudadanía o leyes sociales varias que según ellos atentan contra la familia.
Ayer se retiró una de las últimas famoisísimas estatuas eqüestres de Franco que estaba en Santander. Era gracioso ver como la mayoría de personas aplaudía el acontecimiento, mientras otras señoras, bolsa de la compra en mano, se quejaban alegando que no había derecho, que era historia. Historia. Los que somos historiadores deberíamos darle una leccioncita y decirle que no se suelen conservar los recuerdos horrendos del pasado y no quiere esto decir que lo olvidemos , igual que como personas intentamos olvidar nuestros malos recuerdos personales rompiendo fotos de indeseables, borrando números de despreciables, o quemando ropa de marchados. En Alemania, aunque se han conservado los campos de concentración, para dar ejemplo y enseñar, no han quedado restos del nazismo, incluso el nombre Adolf se ha prácticamente perdido, en Italia ha sucedido lo mismo con el fascismo de Mussolini. España debe seguir el camino iniciado durante la Transición. Además, siempre nos quedará el Franco eqüestre de Polònia, mucho más agraciado y de mejor humor que el real.
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