El tren es un mundo de inspiración constante para todo aquel que quiera escuchar y mirar, pues es un universo surrealista increíble donde abundan personajillos sinpar, elementos peculiares, algunos de ellos propios de otras épocas, y sobre todo es un lugar donde se crean y desarrollan historias y situaciones curiosas, bulos, que van y vienen, y comentarios que se oyen, se escapan, y finalmente desaparecen de lo más estrambóticos.
El otro día no puede evitar a unas jovenzuelas con pinta fashion-fiesteras-desfase hablar sobre el finde que se iban a dar, sobre la disco a donde querían ir, y sobre el dinero que necesitaban para poder darse el festín de bebidas extrañas y sustancias alucinógenas acompañado todo, éso sí, de chicarrones al lado y musiqueta de fondo.
La cuestión es que una, ante la imposibilidad de la amiga para obtener el capital necesario, aconsejó que hiciera lo que ella cuando estaba necesitada, robarle a la madre un marco de plata o cualquier otra chorradita de estas, y vendérselo a alguna amiga, que seguro lo querría para hacer un regalo o algo por el estilo.
Me quedé a cuadros y me acordé de esa machacadísima frase que tanto se oye por los metros de España y más allá y del pobre hombre que lo dice, con más o menos razón y necesidad, - Es triste de pedí pero más triste es de robá.- Cuánta razón hay en el fondo, a ver si las juventudes van tomando nota porque se oyen cosas cada vez más lamentables por estas vías del señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario