jueves, 29 de enero de 2009
De mudanzas.
Empezamos a empaquetar y mover cosas. En un mes estaremos en la nueva casa de Vendrell. Sí sí, para los que no lo sepáis, hemos "comprado" (alquiler con opción a compra) una nueva casa y en un par de días dejamos la de la playa para pasar el mes de febrero en Ca la Trini y el mes de marzo ya entrar directamente a la new house. Ha ido todo muy rápido, rapidísimo diría yo, pues en cuestión de dos meses nos hemos subido al carro de los pisos, los metros cuadrados, las orientaciones al sol, los trasteros, y su puta madre si es que tales vocablos son aceptados en el mundo de los blogs al cual pertenezco sólo por escribir aquí pero que desconozco en cuanto a legislación léxica.
Estamos motivadísimos. Hace mucha ilusión eso de entrar a vivir en una casa nueva de trinca, amueblarla y decorarla de la nada aunque menos gracia hace tener que costearlo y transportarl, pero bueno.
Lo que me ha dejado flipado es ver la cantidad de cosas que se pueden llegar a acumular en un lugar tan pequeño como es mi, aún, casa de la playa. Increíble la de cosas que hemos sacado de cajones y armarios, de muebles, de cajas y de bolsas que habíamos ido guardando chino chano y que ahora no sabemos dónde meter. Para arrancarse los pelos. Menos mal que tenemos al compañero Salva al lado y nos ha salvado su inutulizada oficina para refugiar tal inmensidad de porquería que tendremos, obviamente, que aligerar mediante la siempre eficaz pero difícil acción de tirar.
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