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Este blog pretende ser solamente un espacio donde poder contar cosas, un muro donde escribir ideas, un tablón donde colgar pensamientos. Cosas, ideas, y pensamientos de todo tipo, cosas, ideas, y pensamientos que me interesen y me llamen la atención, y hacerlo por supuesto a mi manera. Es posible que lo que se escriba no tenga mucho sentido e incluso en numerosas ocasiones sea estúpido, y no importa, cada cual es libre de leer o dejar de hacerlo si cree que no vale la pena. Es más, es ésa la verdadera intención. Más que contar el día a día de mi vida lo que quiero hacer es contar el día a día de mis inquietudes, contar todo aquello que antes hacía saber a mis amigos cuando nos veíamos y luego se convertía en tema de conversación y discusión, en debates apasionados. Ahora que no nos encontramos tan a menudo y no tenemos tales oportunidades, la opción de la Red y los blogs puede ayudar a que sigan existiendo tales. Espero que así sea.

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SI ENTRAS Y NO COMENTAS ES COMO SI NO ENTRARAS.
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jueves, 6 de enero de 2011

¿Dónde están los niños?

En un día como el de hoy me pregunto dónde están los niños, como se suele decir cómicamente, ande andarán, a estas horas en las que deberían pulular por las calles con inmensas sonrisas, horas en las que  antaño los mocosos inundaban todo con su griterío y sus ilusiones materializadas en forma de juguete, horas en las que ya en el 2011 no se ve, prácticamente, a ninguno de esos niños. y casi ninguno de esos juguetes. Ciertamente el tiempo pasa y las cosas cambian pero es sorprendente cómo en un período de tiempo relativamente corto ciertas tradiciones y comportamientos navideños han dado un giro tan radical de casi 180 grados, aunque nos empeñemos en no querer cambiar otras cosas,  en pleno siglo XXI y globalizados a más no poder, como el horrible Baltasar pintado por ejemplo... ¿es que no hay negros de pura cepa viviendo por aquí que se puedan disfrazar sin dar tanta pena?
Tengo la sensación que los niños ya no juegan con sus juguetes como antes se hacía y no es porque hayan perdido su capacidad lúdica, ni mucho menos, si no porque la crisis por un lado ha minimizado seguramente el volumen de presentes que les han caído y las nuevas tecnologías, por otro lado, que ya no lo son tanto si se habla con propiedad, ha hecho que los regalos de hoy en día, tales como consolas, videojuegos, teléfonos móviles, o ropa de marca, no puedan lucirse en la calle como se podía hacer hace unos pocos años.
Y es que los niños ya no son como los de antes, como los niños que fuimos los que ahora tenemos la treintena. Los niños de hoy en día, y hablando de manera general porque claro está que no todos son iguales, ya no piden algún regalito a los Reyes Magos valorando su demanda en función de su comportamiento anual, no no, nada de éso, ahora los niños EXIGEN a los Reyes Magos miles de cosas sin tener en cuenta cómo se han portado durante el año, independientemente de si lo merecen o no. Simplemente reclaman lo que es suyo por el hecho de ser niño y por el hecho de que los padres deben corresponderles su amor de manera material.
Recuerdo de pequeño cuando teníamos que escribir la carta. Pedíamos una o dos cosas como máximo, aquéllo que más queríamos, y nada más. Luego los mágicos monarcas proveían según sus posibilidades y según su valoración de nuestras acciones. Siempre traían cosas útiles y que realmente nos ilusionaban. Me da pena ver cómo muchos niños abren regalos y regalos, casi de manera profesional destrozando con precisión los envoltorios, miran el juguete en cuestión, esbozan una mínima sonrisa, y van a por el otro a ver qué hay, sin apreciar realmente todo lo que les están regalando. Los niños de hoy en día están tan acostumbrados a tener tantas cosas que no valoran casi nada. Se sobreprotege a los hijos y se les sobremima con los objetos del deseo a más no poder. No es malo, ciertamente, que se les quiera dar lo mejor siempre, pero a cambio de qué?
Recuerdo mis reyes de aquellos años: pelotas de fútbol, siempre, acuarelas y blocs de dibujo, prismáticos, calcetines, y cosas por el estilo. Recuerdo ponerme a pintar a las 7 de la mañana para utiliazar los regalos, lleno de ilusión y entusiasmo. A las 9 de la mañana estábamos todos los vecinos en la calle estrenando los juguetes, cada cual con lo suyo claro, ya fueran coches teledirigidos, He-Mans y Gi-joes, bicicletas y patines, muñecas y cochecitos, etc...
Hoy no he visto niños.

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