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Este blog pretende ser solamente un espacio donde poder contar cosas, un muro donde escribir ideas, un tablón donde colgar pensamientos. Cosas, ideas, y pensamientos de todo tipo, cosas, ideas, y pensamientos que me interesen y me llamen la atención, y hacerlo por supuesto a mi manera. Es posible que lo que se escriba no tenga mucho sentido e incluso en numerosas ocasiones sea estúpido, y no importa, cada cual es libre de leer o dejar de hacerlo si cree que no vale la pena. Es más, es ésa la verdadera intención. Más que contar el día a día de mi vida lo que quiero hacer es contar el día a día de mis inquietudes, contar todo aquello que antes hacía saber a mis amigos cuando nos veíamos y luego se convertía en tema de conversación y discusión, en debates apasionados. Ahora que no nos encontramos tan a menudo y no tenemos tales oportunidades, la opción de la Red y los blogs puede ayudar a que sigan existiendo tales. Espero que así sea.

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SI ENTRAS Y NO COMENTAS ES COMO SI NO ENTRARAS.
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miércoles, 5 de enero de 2011

Hi Füh (mado) rer!

Hay que ver cómo se pone la peña cuando le tocan la moral, los cojones, o en el caso que quiero tratar, los cigarrillos y los mismísimos puros. La nueva ley antitabaco recién promulgada por el gobierno de Zapatero está levantando ampollas entre fumadores, restauradores y propietarios de bares, por un lado, y por otro está siendo ampliamente aplaudida por gran parte de la sociedad no fumadora, que ve, al fin, escuchada una histórica reclamación de sus derechos como no consumidores.
Es totalmente normal y comprensible que la implantación de una nueva ley ponga en pie de guerra a grupos de personas, que por hache o por bé, se vean perjudicados. Es parte natural del proceso legislativo que haya detractores, pero con el tiempo, éstas, son asumidas y aceptadas por todos, hasta el punto de convertirse en algo totalmente habitual en la vida, incluso, de los que a ellas se oponían. Como se suele decir en el ámbito histórico, todo cambio requiere de un proceso de adaptación y asimilación.
Lo que sucede es que en ese intérvalo de tiempo se pueden llegar a hacer o a decir cosas del todo descabelladas. Y es que al parecer, la nicotina que un fumador asimila, si ésta es en altas dosis, puede afectar directamente a la parte del cerebro que genera aquello que llamamos sentido común, como se suele decir  el menos común de los que hay y eso en el afortunado caso que lo haya, claro está.
Para muestra un botón, el del ilustrísimo alcalde de Valladolid, avispado donde los haya, ya que no se le ha ocurrido otra cosa que comparar la persecución que se les hace a los fumadores, debe serlo si se las tiene en cuenta, con la persecución que realizaban los nazis a los judíos. Tal lindeza no hace más que contestar a la llamada que se ha hecho desde los estamentos gubernamentales a denunciar  a la policía, si hicese falta, a todo aquél que no cumplan con la ley. 
Por supuesto, la comparación histórica no tiene ni pies ni cabeza. Parece que simplemente quiere caer en el victimismo más ruín, parecer estar siendo atacado de forma injutsa, con tal de presionar la ley y poder derogarla así. Patético, ciertamente. Si aún quedan judíos supervivientes del Holocausto deben estar poniendo el grito en el cielo ante tales declaraciones. Comparar el miedo, las palizas, las matanzas, las hambrunas y la explotación que éstos padecieron por el simple hecho de ser distintos, con una simple limitación legal a un vicio que es totalmente voluntario y que además perjudica mucho y no sólo al que fuma, es totalmente lamentable. A este señor deberían invitarle a pasar un par de meses en un parque temático rollo Mathaüssen para que sintiera qué es realmente ser perseguido por un país enloquecido por el nazismo. Quizá así, sí que muchos dejarían definitivamente de fumar. 
Habría que decirle al susodicho pucelano que las leyes, y no sólo la antitabaco, están hechas para ser respetadas y susceptibles de denunciar a la policía a todo aquél que no las cumpla. Ya sean infracciones de tráfico, que pueden perjudicar a todos, timos y robos, violencia de género, etc... Creo  que el respetable alcalde no vería con malos ojos que alguien delatara a la policía a un ladrón que trepara por la pared de su regia casa o a un violador que acosara a su hija, no? 
Habría que explicarle al señor que en gran parte de los países europeos no se fuma en espacios públicos desde hace tiempo y la gente que quiere fumar sigue haciéndolo, pero como les manda la ley, y hasta el momento nadie ha muerto por ello. Ciertamente los bares notarán el descenso de fumadores pero igualmente se adaptarán y seguirán teniendo su clientela, ya que en otros lugares tampoco podrán fumar. Es más, seguro que ganan clientes, los no fumadores, que al fin podrán salir a tomar algo, bien duchados y perfumados, y volver a casa igual, sin apestar a nicotina y sin haberse visto obligados a fumar sin haber querido, como hasta ahora venían haciendo.

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