jueves, 30 de diciembre de 2010
Consecuencias de la crisis (III)
El post de hoy viene a referirse nuevamente, como está siendo habitual en los últimos días, a las consecuencias que la crisis está teniendo, sobretodo en Calafell. Acostumbrados estamos ya a ver por las calles y los balcones carteles de todo tipo anuniando ventas y alquileres diversos cuando la realidad es que no hace muchos años era casi imposible ver por Calafell reclamos de ese tipo, de apartamentos de particulares en alquiler más o menos asequible. En cambio actualmente lo difícil es echar la vista al cielo y no encontrar un fosforito naranja con un número de teléfono. Es la crisis, que aprieta a las segundas residencias principalmente, y obliga a muchos propietarios a intentar a toda costa deshacerse de tales inmuebles.
Han proliferado igualmente los ofrecimientos de trabajadores varios como pintores económicos que hacen presupuestos sin compromiso, asistentas fiables que pueden incluso pernoctar en la residencia del interesado, vendedores de móviles de sospechoso origen vía internet y sobre todo muchísimos compradores de joyas y oro. Dicen los expertos que es el negocio que más ha proliferado en los tiempos de crisis y es comprensible. Con tal de llevarse algo a la boca muchas familias no dudan en empeñar o vender las pocas baratijas acumuladas Navidad tras Navidad que puedan tener por casa. Quien no posee joyas ofrece lo que buenamente puede, como los inquilinos de la portería que aparece en la foto, ya sea para sacarse de encima un armatroste que no hace más que molestar o para sacar unas perrillas extras. Alquilan el piso pero intentan también venderlo al mismo tiempo, y por qué no aprovechar el anuncio e intentar vender el futbolín del niño? Esto sí que es matar varios pájaros de un mismo tiro.
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